Carlos A. Galán Moreu CSsR, Cebú (Filipinas)
A las dos semanas escasas de que el súper-tifón’ Yolanda asolara algunas de las Islas Filipinas el pasado 8 de noviembre, la asociación de voluntariado GEA, después de ver en las noticias la situación y la necesidad urgente de agua potable, se puso en contacto con los Misioneros Redentoristas de España para ofrecer una planta potabilizadora de emergencia.
Desde GEA también ofrecieron la asistencia de tres voluntarios que viajarían a Filipinas y se encargarían tanto de instalar la planta como de formar a los que se responsabilizaran de su uso. A la comunidad redentorista de Tacloban le pareció una idea magnífica ya que la planta se podría instalar en el recinto parroquial y desde allí se podría distribuir el agua potable fácilmente.
Una vez dicho el sí por parte de los redentoristas de Filipinas, Asociación para la Solidaridad inició la gestión de todo el papeleo administrativo necesario así como el envío de la máquina. Los correos electrónicos, las llamadas y los whatsapp se sucedieron hasta el infinito para que todo quedase claro y bien organizado.
El 5 de diciembre por la mañana la máquina llegaba al aeropuerto de Cebú. Verla y tocarla fue una especie de regalo de reyes anticipado un mes. Un regalo de esos que no valen lo que indica la factura, un regalo que se multiplicaría por mil una vez instalado y funcionando.
El mismo día por la noche llegaron los tres voluntarios de GEA: los hermanos alicantinos Iván y Javier Rodes y Pablo Ures de La Coruña. El día 6 después de comer salimos en barco con destino a Ormoc donde haríamos noche y a la mañana siguiente recogeríamos la planta en el puerto para transportarla a Tacloban que está a dos horas en coche.
Después de algunas dificultades en el envío, la máquina fue instalada el día 8 de diciembre en el ‘Social Hall’ de la Parroquia redentorista. Allí comenzó de inmediato la formación de las cuatro personas que se harían responsables del uso de la plata potabilizadora: dos redentoristas de la comunidad y dos colaboradores laicos.
Aparte de la formación, fuimos junto con el superior de la comunidad al Ayuntamiento de Tacloban y, después de visitar las fuentes de agua de la ciudad y de reunirnos con los responsables de la gestión del agua, llegamos un acuerdo según el cual el Ayuntamiento facilitaría el agua a la Parroquia a través de camiones cisterna y ésta se encargaría de su distribución a todos los habitantes de la zona parroquial.
Una vez que estuvo todo listo para funcionar, los voluntarios y yo volvimos para Cebú el 11 de diciembre por la mañana. Allí los voluntarios, como un gesto de agradecimiento a los redentoristas por su acogida, cocinaron una deliciosa paella que supo a gloria.
Hoy, la planta potabilizadora está funcionando perfectamente y abasteciendo de agua a la gente de los barrios cercanos a la parroquia.
Desde aquí y en nombre de los Misioneros Redentoristas de Filipinas y, sobre todo en el de la gente a la que le llega el agua potable, un enorme GRACIAS a todos los que lo habéis hecho posible. Tanto a la Asociación GEA de voluntariado como a Asociación para la Solidaridad que aparte de asumir los gastos del envío de la máquina ha hecho una gestión y un seguimiento impecable de todo el proceso.