Miguel A. Moreno. Madrid
La distancia es algo relativo, y cada vez lo es más en la era de Internet. Para una ONGd como Asociación para la Solidaridad esto ya era patente hace años y sin necesidad de la red de redes; ya que cada año y en cada proyecto se envía el aliento de todos los que colaboran para la construcción de un mundo mejor en los países del Sur.
Pero el pasado domingo 8 en la delegación de AS Madrid-San Gerardo dimos una vuelta de tuerca más a esa conexión gracias a la posibilidad que las tecnologías nos brindan de conectar con los proyectos apoyados por AS en Ciudad Juárez (México), Santa Anita (Lima, Perú) y Buga (Colombia). Fue la ‘Conexión AS’, el nombre que dimos a este Café-Encuentro que tuvo más de lo segundo, ya que el encuentro en esta ocasión superó océanos.
No las teníamos todas con nosotros porque ya se sabe que la tecnología es como los oficios, que tienen sus gajes. Sin embargo, nada de esto ocurrió. Una vez servimos los cafés y los dulces y explicamos la dinámica del encuentro a los asistentes, todo fue viento en popa.
A toda vela viajamos hacia Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos. Allí nos esperaban la hermana oblata Nixa para hablarnos del proyecto de Microempresas para Mujeres. Con ella estaba Alejandra, una de las beneficiarias del proyecto y trabajadora de la estética gracias a la formación obtenida con él, que nos explicó su experiencia y cómo ve el futuro a partir de esta oportunidad.
Nixa, un portento de optimismo y dulzura, nos relató los beneficios que el proyecto tiene para las mujeres que accedieron a él y se formaron en ámbitos como la estética o la elaboración de dulces. También respondió a las preguntas que surgieron respecto a la situación de la mujer en Ciudad Juárez; e incluso nos anticipó un posible proyecto futuro: subvencionar un local de trabajo para la actividad estética de Alejandra.
Viajando al interior del Perú
De la fronteriza Ciudad Juárez nos fuimos al distrito de Santa Anita en Lima, donde César Agama, responsable de los proyectos de AS en la zona, nos explicó el funcionamiento de los cuatro comedores infantiles que tienen, de los cuales algunos han contado con la colaboración de AS.
César nos relató como estos proyectos no solo ayudan a la nutrición de los niños y a su futuro, sino también sirven para el trabajo con las familias a través de otras instalaciones como el centro social, y dinamizan toda la vida de la comunidad. También tuvo un recuerdo para los voluntarios 2014: Mari Ro, Chema y Sole; así como para otros voluntarios que estuvieron en tiempos anteriores.
Conversando sobre la educación en Colombia
Con un salto quizás algo más corto en kilómetros, y también cercano en cuanto al ámbito de actuación, conocimos a Olga Beatriz Tirado, directora de la Escuela Obra Social El Milagro que regentan los Misioneros Redentoristas en Buga (Colombia). Ella nos explicó cómo la aportación de AS sirvió en 2012 para mejorar las instalaciones de la escuela y cumplir con los requisitos del Ministerio de Educación colombiano.
El Milagro es una escuela que acoge a niños y niñas con bajos recursos en las primeras etapas educativas y les permite tener el acceso a la educación que luego les pueda llevar a los estudios superiores. De esta forma, ellos pueden tener acceso a una vida mejor, explicó Olga Tirado, que respondió a varias preguntas sobre la educación en Colombia y el futuro de los escolares del centro.
Sorpresa desde una playa beliceña
Como colofón, y no sin dificultades técnicas, pudimos contactar con el estudiante redentorista jerezano Antonio Puerto, bien conocido y querido en la parroquia de San Gerardo por su paso reciente por allí. Nos atendió desde la comunidad redentorista de Belice, el país caribeño en el que está realizando un tiempo de trabajo pastoral como parte de su formación.
#Selfie virtual con la comunidad redentorista y solidaria d @parroquiaSG @asolidaridad Gracias x seguir compartien2! pic.twitter.com/QXR337XKMu
— Antonio Puerto (@AntonioCSsR) March 8, 2015
Antonio, con el buen humor que acostumbra, nos explicó la realidad del país, sus funciones en la comunidad y su trabajo con los colegios de la zona. También nos relató algunas realidades que podrían dar lugar a proyectos de AS e incluso la posibilidad de convertir el país en un destino de voluntariado en el futuro. Por último, nos acercó un poco a la playa que se adivina desde la ventana de su habitación en la comunidad redentorista beliceña, así como se hizo ¡un selfie con todos los congregados a miles de kilómetros de allí!.
Con su testimonio cerramos una jornada plagada de encuentros a lo ancho del globo y rica en información y testimonio.