¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis?
Nosotros estamos en Lima; ya está todo preparado para nuestro regreso. Esta tarde sale nuestro vuelo y, como podéis imaginar, las emociones y los sentimientos se entremezclan. Por un lado, la alegría de volver a veros a todos y de llegar nuevamente a casa para retomar con ilusión nuestra vida «normal», nuestras cosas; por otro lado la tristeza de dejar un país que nos ha dado tanto en tan poco tiempo; cuesta mucho despedirse de esas personas que desde el primer día hasta el último se han preocupado por hacernos sentir como en casa. Sobre todo, los Padres de la Comunidad de Otuzco han sido para nosotros nuestra familia, nuestros amigos, nuestros «confidentes», y ¡cuesta decirles adiós! Pensamos que en realidad es un «hasta luego», y que podremos mantener el contacto y la cercanía gracias a las nuevas tecnologías. Desde nuestro último correo, hemos estado casi todo el tiempo en Otuzco (en el pueblo, propiamente).
Y hemos estado haciendo un poco de todo, ya que el Padre Chicho (Párroco) estaba solo y le hemos venido muy bien para echarle una mano en varias cuestiones. Aparte de eso, hemos hecho, sobre todo, tres cosas:
– Acompañar a las Comunidades de los barrios de Otuzco, tratando de animarles y motivarles, acompañándolos en las Celebraciones y compartiendo con ellos.
– Visitar a algunos enfermos (el Padre encargado de la Pastoral Social está en Lima y después en España por motivos médicos, y hemos tratado de compensar un poco esa ausencia).
– Visitar casas (igual que en la Misión) en uno de los barrios de Otuzco. Se trata de un barrio que está en las afueras y bastante apartado del centro del pueblo; es uno de los barrios más complicados y con más situaciones de necesidad. Estuvimos tratando de animar con las visitas para que haya más gente que se decida a ir a las Celebraciones.
El hecho de «acercarse a Dios» a veces hace que estas familias no solo ganen mucho espiritualmente, sino también en su calidad de vida en lo relativo a «lo humano», en sus relaciones, en su vida familiar, etc. ya que Dios supone alejarse de algunas cosas muy instauradas aquí como el machismo, la indiferencia, la falta de valores, etc. Es un poco difícil de explicar, pero lo que tratamos de decir es que cuando en las visitas a las casas se les invita no solamente se les está invitando a asistir a una Celebración, sino a algo mucho más grande. La Celebración es el punto de partida para una vida nueva y mejor.
Ahora en Lima volvemos a comprobar, como a la ida, que la capital del Perú representa fielmente aquello que os comentábamos en nuestro anterior correo (lo mal repartido que está el mundo). Una ciudad de alrededor de diez millones de habitantes, con una superficie extensísima, pues apenas hay edificios de más de dos o tres plantas en la mayor parte de la ciudad, y no dejas de ver zonas súper humildes a una acera y a otra. «Cerros» cargadísimos de casitas que parece que se van a desmoronar una sobre otra… Aunque no hemos podido conocer en profundidad la realidad de Lima, es una ciudad llena de historias complicadas, difíciles. Nos decían al llegar que aunque en la sierra hay más situaciones de pobreza, en Lima la miseria está más presente. Gracias a Dios, hemos podido comprobar la grandísima labor que hace en esta ciudad la Parroquia de San Alfonso (también de los Redentoristas), situada en el Barrio de Santa Anita, uno de los barrios más humildes de Lima. Los Padres trabajan de lo lindo y se vuelcan con esta gente de Santa Anita, fundamentalmente con los comedores sociales, que juegan un papel fundamental para muchas familias; algunos de ellos llevan ya tiempo funcionando y es un gusto ver lo bien que funcionan y la cantidad de cosas positivas que aportan a los niños que asisten cada día para primero almorzar y luego hacer sus tareas.
En unas horas estaremos cruzando de nuevo «el charco» camino de casa… Y se nos acumulan los recuerdos, las sensaciones, las vivencias. Hemos aprendido y descubierto muchísimas cosas, y ahora llega el momento de ponerlas en práctica, de llevarlas a nuestra vida. Siempre os tuvimos muy presentes y apuntamos todo en nuestro cuaderno para no olvidar nada; esperamos ser capaces de transmitiros lo más fielmente posible todo lo vivido, las cosas aprendidas en esta gran experiencia. Y sobre todo, trataremos de devolver mínimamente todo el cariño que nos habéis ido haciendo llegar desde el primer día durante este mes. Esperamos que sigais todos fenomenal y que las vacaciones os hayan permitido (o os estén permitiendo) renovar fuerzas y energías de cara al nuevo curso. ¡Nos vemos muy prontoooo!
¡Muchos besos y abrazos para todos!
Loreto y Fidel