¡Hola a todos!
¿Cómo estáis?
Nosotros ya llevamos más de dos semanas en Otuzco. Llegamos el viernes 11 de julio, y desde el primer momento la comunidad nos acogió muy bien. Aquí vivimos en el Santuario de la Virgen de la Puerta con los Padres Redentoristas: Chicho, Éber, Álex y el diácono Lenin. Además también vive con nosotros un voluntario alemán, Alexander, que lleva aquí ya 10 meses.
El 12 de julio visitamos el primer caserío, Sanchique, donde tuvimos una convivencia con la gente de la parroquia de Otuzco y de Sanchique. Allí tuvimos catequesis, una misa, hicimos alguna dinámica y después jugamos al fútbol y al volleyball. Desde ese día hemos visitado muchos caseríos: La Libertad, Pango, San Juan de Llugón, Júlgueda, Tres Cerros, Sangalpampa Alta, Ciénego Grande, La Fortuna, San Francisco del Suro, Miguel Grau y San Martín.
La vida en los caseríos es puramente rural. La gente vive de lo que cultiva y de los animales que cría. Es una vida muy dura y trabajan de sol a sol en las chacras (campos de cultivo). El producto que más se cultiva es la patata, de la que hay muchísimas variedades. En muchos de estos caseríos la luz y el agua no potable han llegado hace muy poco y en algunos ni eso. Tampoco hay colegio en todos los caseríos y algunos niños tienen que caminar más de una hora para llegar a la escuela porque no en todos están los niveles de primaria o secundaria.
La gente de los caseríos es muy sencilla, muy amable y te dan lo mejor que tienen cuando llegas a sus casas. Te reciben con la mejor de las sonrisas y te ofrecen su mejor plato para comer. Cuando llegamos a un caserío están deseando que vayamos a casa de uno para el desayuno, de otro para el almuerzo, otro para la merienda, etc. porque todos quieren ofrecerte algo de su casa y conversar y compartir experiencias con nosotros. Son tan generosos con nosotros que nos hemos visto en la situación de dormir en sus propias camas y no saber dónde iban a pasar ellos la noche.
La dinámica que seguimos en los caseríos es la siguiente:
-Al llegar al caserío acudíamos al colegio para pasar un rato con los niños, haciendo dinámicas, jugando, cantando, etc. Y antes de irnos los invitábamos a volver al colegio o a otra parte del caserío para seguir jugando después de la comida.
-Por las tardes visitábamos algunas casas para invitar a las familias a la celebración de la palabra y también para charlar un rato con ellos. Las casas están cada una en una punta del caserío, totalmente desperdigadas, por eso las familias de las distintas casas se ven poco durante el día.
-Por la noche nos reuníamos con ellos en una capilla (si había) o en una escuela o en casa de alguna familia para celebrar la Liturgia de la Palabra y seguir compartiendo nuestras vivencias y experiencias.
Para movernos de caserío en caserío, nos acompañaba alguien que nos mostraba el camino andando y luego se tenía que volver solo a su casa. Son caminos complicados y hay que caminar durante más de una hora subiendo y bajando cerros, que teniendo en cuenta que estamos a más de 2.600 metros de altura, nos resulta bastante complicado porque nos ahogamos literalmente.
Esta semana estamos en Otuzco porque son las fiestas patrias y los niños tienen vacaciones. Dentro de 3 días vamos a visitar los barrios de Otuzco y el fin de semana tendremos unas jornadas de formación de los agentes pastorales de los caseríos. El 3 de agosto iremos a Huaranchal para una misión en la que haremos lo mismo que en los caseríos pero la misión está centrada en temas de problemática familiar, convivencia, etc.
Estamos muy contentos y nos sentimos como en casa. Después de la misión de Huaranchal iremos a Lima y desde allí os contaremos más experiencias.
Muchos besos para todos
Chema, Soledad Fernández Lucena y Mari Ro Aguilar López
Fuerza misionera, a seguir trabajando por llevar el evangelio a todas partes, saludos
Bien chicos, que lindo leer este mensaje! Ha sido un verdadero placer compartir con Uds. en Otuzco. Unidos en oración y saludos de los Hnos misioneros de Piura!