Una situación muy compleja en la que se mezclan la emigración, las redes de explotación, el narcotráfico, la pobreza y la violencia es el contexto en el que trabajan las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en Guatemala, con las que colaborará la Asociación para la Solidaridad este año en la Campaña de Navidad.
La hermana Rosa María Suárez, OSR, es la responsable del proyecto que concienciación y prevención de la trata de personas y la violencia sexual femenina, que se llevará a cabo en la parte sur de la frontera entre Guatemala y México.
“La situación, al ser una frontera, es bastante compleja. En esta zona del sur de Guatemala la mayoría de las mujeres que se prostituyen son centroamericanas, las que más nicaragüenses. Son muchachas que van de paso hacia Estados Unidos, pero al no tener medios se van quedando en esta zona. Tiene que ver también con la pobreza en Nicaragua y la violencia en Honduras, y también hay otras muy jóvenes que son víctimas de trata”, relata Rosa María.
Entre las promesas de una vida mejor en Estados Unidos y las mafias de la emigración y de la trata, también hay situaciones terribles en las que quienes ponen a la joven en la prostitución son incluso sus propios familiares. “Se piensa que la trata se desarrolla con un crimen organizado gigante, y sin embargo ocurre que el papá y el hermano pueden estar organizados para vender a la hija”, explica la hermana oblata.
“Se piensa que la trata de personas se desarrolla con un crimen organizado gigante y no siempre es así. A veces participan las propias familias»
Así, no son extrañas situaciones como que las madres llevan a sus hijas a las afueras de las ciudades fronterizas para que sean recogidas por los camioneros que se dirigen a la frontera, o grupos de jóvenes que ofrecen a chicas a redes de prostitución, engañadas a través de compañeras de estudio o ‘enganchadas’ en los colegios e institutos por narcotraficantes.
Varias iniciativas en Guatemala
Las oblatas cuentan en Guatemala con el Programa de Atención a la Mujer Centroamericana (PAMCA), que incluye varias iniciativas. Una de ellas es el centro Casa de la Mujer, desde el cual realizan una labor de asistencia a las mujeres, albergue, trabajo de campo con ellas y capacitación laboral, en la zona de la frontera sur mexicano-guatemalteca.
“Hay un proyecto de trabajo de campo en el que recorren centros de salud, bares, cantinas y zonas de prostitución. Allí es donde se tiene el primer contacto. Mucha gente ya nos ubica, porque llevamos años haciéndolo y podemos entrar a esos lugares. Las propias mujeres son las que nos reportan cuando hay un caso de explotación”, detalla Rosa María.
Al mismo tiempo, la congregación sostiene un centro de día y un proyecto laboral en la capital guatemalteca, denominado Grupo Dorca, que desarrolla una cafetería que es sostenible por sí misma y un proyecto de elaboración de tarjetas y postales. Este proyecto da empleo a una decena de mujeres.
Un esfuerzo intercongregacional
El otro proyecto de las oblatas en Guatemala tiene un carácter intercongregacional junto a la Confregua (Conferencia de Religiosos de Guatemala), y es el que Asociación para la Solidaridad va a apoyar. Se trata de un proyecto de concienciación a los religiosos y laicos comprometidos sobre la realidad de la trata, dónde se puede encontrar y cómo se debe actuar ante ella.
«La vida religiosa en Guatemala está en los lugares con más pobreza. Puede ser que tengan delante la explotación y no alcancen a verla ni sepan qué hacer»
“Aquí, la tendencia de la vida religiosa es estar metida en lugares complicados, donde hay más pobreza o problemas. Puede ocurrir que tengan delante situaciones de explotación y no alcancen a verlas. O cuando las vean, no sepan dónde acudir”, explica Rosa María Suárez.
El objetivo del proyecto es dotar a la vida religiosa y a los agentes de pastoral de formación para prevenir y denunciar los casos de explotación sexual femenina, con seminarios de 21 sesiones y seis horas cada una durante un periodo de dos años, basados en la metodología del ‘Ver, juzgar y actuar’, como enuncian en el proyecto presentado a AS.
El proyecto se va a llevar a cabo en las tres diócesis fronterizas de la zona sur de Guatemala: Peten, Huehuetenango y San Marcos; y su objetivo final es que la formación dé lugar a más acciones conjuntas, en el marco de la conferencia de religiosos guatemaltecos.
“Los religiosos somos muy participativos, nos conocemos entre nosotros, y muchas congregaciones conocen a las oblatas. Vamos a llevar a cabo el proyecto en las tres diócesis de la frontera sur, donde hay más presencia de vida religiosa y donde podremos desarrollar otras iniciativas”, agrega Rosa María. Esfuerzo intercongregacional para luchar contra una realidad compleja y terrible.
Quisiera más información del proyecto para poder participar más activamente e involucrarme en la obra. Qué requisitos se necesitan.
De que manera puedo ayudar que no sea ayuda economica?
Hola Mario Adolfo:
Si quiere interesarse por la labor de las Oblatas en Guatemala, lo mejor que puede hacer es contactar con ellas a través de su página web: http://www.oblataspjmbs.com/guatemala