«Veréis que en cada lugar al que vaya, algo nuevo he de experimentar, porque solo el que pone fijos sus ojos en las pequeñas cosas de la vida, puede descubrir la riqueza de todo lo que le rodea…»
Comienza nuestra cuenta atras en El Salvador, justo una semana en la que he podido experimentar otra vez la crueldad de la violencia, aunque a diferencia de Honduras los salvadoreños estan presignados o acostumbrados a vivir sin paz. Qué locura.
No sé por donde empezar nuestra estancia aqui, la Iglesia salvadoreña esta marcada por la influencia que tiene aquí Monseñor Oscar. A. Romero, que fue asesinado por denunciar la violacion continua de los derechos humanos, acusando a los militares y a la oligarquia de consentir las masacres y torturas que vivio el pueblo salvadoreño hace tan solo dos décadas.
Hoy tambien hemos visitado la UCA, y la sala de los mártires, donde también se cometió el asesinato en 1992 de los 6 jesuitas, entre ellos Ignacio Ellacuría. Es impresionante la cantidad de sacerdotes, laicos que fueron asesinados a cargo de las fuerzas armadas en la década de los 80. Es espeluznante escuchar a los salvadoreños contar la historia… Tambien nos hemos encontrado en la UCA con John Sobrino. Un poco de historia: en El Salvador fueron asesinados unos 80.000 campesinos.
Os dejo con un trozo de una de las homilías:
«Y me alegro, hermanos de que nuestra Iglesia sea perseguida precisamente por su opcion preferencial por los pobres y por tratar de encarnarse en el interes de los pobres y decir a todo el pueblo, gobernates, ricos y poderosos: si no se hacen pobres, si no se interesan por la pobreza de nuestro pueblo como si fuera su propia familia, no podran salvar la sociedad.»
Un beso para todos.
Bea Castro