Buenos días a todos… Noe dice que hay que pintar la vida con los colores que tengamos y así cada uno construye su paisaje. Venimos de 4 diítas en Pichampampa y allí aunque hay pocos colores estos brillan y conforman un paisaje tan bonito que es díficil de explicar. ¿Por dónde empezamos? Ha sido la primera vez que los padrecitos nos han dejado 4 diítas solas, aunque estabamos acompañados por varios catequistas que nos han acompañado en nuestras visitas. ¡Qué os contamos! ah! pequeño detalle no tienen luz ni agua potable, a las 8,30 estábamos en la cama, bueno en el saco sin saber muy bien que hacer y confiando en que nuestras amigas las pulgas no quisieran dormir con nosotros…Pero eso son anécdotas sin importancia que ya contaremos en España. Han sido 4 días duros e intensos en el que nos hemos encontrado una realidad que ni nos gusta ni nos deja indiferente, la miseria está incrustada en la vida y en las historias de cada familia, pero eso no impide que sean capaces de compartir lo poquito que tienen y nunca borran su alegría aunque sea dura. «Ya somos familia numerosa» y es que cada vez que estamos en un sitio diferente uno se siente como en casa, fijaros como en casa suena de chiste, sobre todo por los sitios en los que hemos estado, sentados en el suelo, con una vela por la noche y sin agua con que ducharnos, pero esa acogida, esas miradas,esas conversaciones y esta gente hacen que te sientan así. Todos los días nos reuniamos en la iglesia a celebrar la palabra, antes de esto hemos estado jugando con los niños. Un día llevamos pulseras para hacer y no sabéis la felicidad de las niñas pero también de las madres y las abuelas que nos decían que si ellas también se podían hacer una. Con que poco son felices!!! Y nada hemos estado «subiendo más arriba» por estas motañas andinas. Y nada seguimos felices, disfrutando cada momento, acordándonos muchos de todos, pero ya no os pedimos que recéis por nosotras que estaremos bien, sino por este pueblo peruano que sigue sufriendo y sigue queriendo salir de esta situación. Seguimos con la convicción de que nos quedan muchas cosas que aprender y mucho de quien aprender. Bea y Noe.