Delegación AS-San Gerardo, Madrid
El pasado mes de marzo la parroquia de San Gerardo dedicó una charla a la experiencia de dos de nuestros voluntarios de AS Madrid del verano pasado, Carol y Samu, en dos campos de trabajo, en principio, distintos: el campamento urbano de Valencia (España) y los comedores sociales de Lima (Perú).
Bajo el título “De encuentros y recuerdos”, y con el reto de condensar ambas experiencias en menos de una hora, los voluntarios alternaron sus motivaciones, anécdotas y recuerdos en sus respectivos destinos utilizando como hilo conductor uno de los monigotes que surgió del encuentro de voluntarios de junio y las fotos que hicieron cada uno en sus campos de trabajo.
De su experiencia en el campo de trabajo de Valencia, Carol destacaba que en apenas una semana no daba tiempo a profundizar todo lo que le hubiera gustado en todas las realidades y campos de acción que desde la parroquia de Nazaret atienden (campamento urbano, mujeres en riesgo de exclusión social y pastoral penitenciaria, entre otras), pero que fue una forma muy buena de toma de contacto y abrir los ojos a distintos problemas sociales que están mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Samu nos contaba de su experiencia de 40 días en los comedores sociales de Lima cómo, a pesar de tratarse de proyectos principalmente asistencialistas, siguen siendo necesarios para dar una alternativa real a muchas familias con bajos recursos. También destacaba lo positivo que resultó para su experiencia poder dedicar más de un mes y poner miles de kilómetros de por medio con su zona de confort para poder entender mejor la problemática social de esas familias y su entorno.
El momento de compartir acabó con las preguntas “¿qué ha quedado de la experiencia? ¿qué había cambiado a la vuelta?”. Ambos coincidieron en que habían notado un cambio en la forma de concebir los proyectos que desde Asociación para la Solidaridad se apoyan y comprobar cómo la poca ayuda que a veces se puede aportar con las actividades que realizamos sí que pueden suponer algo significativo para los destinatarios.
Después de la charla, los dos reconocían que tan importante como vivir la experiencia es contarla a la vuelta, sensibilizar de forma directa sobre las realidades descubiertas y motivar a que más personas vivan experiencias similares, ya sea en tu entorno más cercano o a miles de kilómetros, ¡hay mucho por hacer!