Jesús Huertas y Beatriz Martínez (voluntarios AS Granada), Madrid
Todo voluntario necesita una mochila. Ésta comienza vacía y es misión del voluntario ir llenándola poco a poco. Nosotros la empezamos a llenar el pasado fin de semana del 25 y 26 de marzo, gracias al II Bloque del Curso de Voluntariado.
Siempre que se prepara una mochila se tienen dudas. No se sabe bien que meter, e incluso da pereza ponerse a hacerla. ¿Y nosotros? ¿Qué nos llevamos?
Lo primero que metimos fueron las ganas y la ilusión de Yolanda Polo por cambiar el mundo, mostrándonos los conceptos de desarrollo humano que existen actualmente.
Antonio Puerto nos ayudó a elegir qué cosas conforman una “Mochila Redentorista”. Desde la sencillez que le caracteriza, fuimos dibujando el equipaje ideal que nos acompañará en una futura misión.
La tarde tuvo un programa más práctico con el fin de mostrarnos formas de desenvolvernos en situaciones que se nos puedan presentar en un voluntariado. De la mano de Dolo, descubrimos el trabajo pastoral que hay en toda misión, siempre desde el respeto y la comprensión.
Elvira Puerta, desde su experiencia, nos mostró ciertas técnicas de animación y posibles barreras que nos podemos encontrar en otro país, superándolas gracias a danzas, juegos, etc. Finalmente, Peri Concejero nos dio algunas claves para reaccionar de la mejor manera posible a ciertas situaciones.
El final del curso se acercaba y nuestra mochila iba estando menos vacía. Tan solo nos faltaba el taller de Miriam Jiménez, en el que descubriríamos como llevar a cabo un proyecto de manera realista, pero ilusionante.
Todas estas cosas forman parte ya del equipaje que algún día nos llevaremos… y ¿por qué no también usarlo en nuestra vida diaria? Se nos invita a ser voluntarios todos los días de nuestra vida, llenando así poco a poco cada una de nuestras mochilas.
¿Y tú, que llevas en tu mochila?
Me pregunto: ¿qué puedo hacer yo?
No solo soy víctima, si no también responsable de la situación de este mundo, de su materialismo, de la falta de ilusiones, de su incierto futuro.
Antes (hace apenas año y medio) mi trabajo me exigía un horario que no me permitía dedicarme a nada más. Ahora, jubilada anticipadamente por epilepsia, tengo todo el tiempo del mundo, pero siento que no encajo en ningún lugar. En vuestra oferta veo que os preocupáis de los niños, jóvenes, matrimonios ¿y dónde estoy yo? Siento la necesidad de ayudar, pero no veo cómo.
¿Alguien podría echarme una mano?
Hola Luz:
Puede escribir a voluntariado@asolidaridad.org e indicar dónde vive y qué tipo de voluntariado quiere hacer para que la orienten.
Un saludo.