Mar Buisán, Zaragoza
El pasado 17 y 18 de marzo tuvo lugar el segundo módulo del curso de voluntariado de AS. Entre otras cuestiones se
trataron temas acerca de cómo se organizan los proyectos de una ONG, qué se necesita para
ser un buen voluntario, cómo está el mundo actualmente, la perspectiva ética del voluntariado y experiencias directas de ayuda social.
Es fundamental que un voluntario tenga una alta inteligencia emocional, ¿pero qué es lo que
implica? Aunque sean numerosas pueden resumirse en saber reconocer los sentimientos
propios y los de los demás, saber expresarlos correctamente, no ofenderse con facilidad,
reconocer el error propio y rectificar, buscar siempre el lado positivo, cuidarse, no anclarse en
el pasado, conocer las debilidades y fortalezas personales y, sobre todo, saber perdonar.
Todo ello debe enmarcarse dentro de un mundo lleno de desigualdades, que no pone fácil el
desarrollo de esa inteligencia emocional. Vivimos en un mundo en el que nos olvidamos de los conflictos que día a día destrozan las vidas de millones de personas mientras
nosotros apartamos la mirada e invisibilizamos los enfrentamientos que
persisten en Libia, Somalia, Yemen, Irak, la república Centroafricana, Sudán del Sur, la Antigua
Birmania, el Sahara Occidental, Centro América e incluso Ucrania.
Como propone el Papa Francisco propone, debemos acoger, proteger,
promover e integrar a los emigrantes y refugiados puesto que salen de sus países por
necesidad, por arriesgar sus vidas para perseguir la felicidad. Los conflictos no se encuentran sólo en otros países, los encontramos incluso en las propias ONG, en nosotros mismos. ¿Qué ocurre cuando reflexionamos acerca de los riesgos y oportunidades del ser voluntario? ¿Tenemos en cuenta de que también existen riesgos para los países que están recibiendo a los voluntarios o ponemos el punto de mira en nosotros mismos?
Pero no vayamos a asumir una perspectiva negativa, porque la superación de estas trabas
permiten la labor y el desarrollo de la ayuda social y humanitaria como ocurre con el proyecto
de Ellas lo bordan. Este proyecto promueve la inserción de madres solas con menores a cargo,
víctimas de violencia en todas sus formas. Apoyan tanto a las mujeres como a sus hijos
acompañando personalmente, cubriendo aspectos legales, psicológicos, médicos, residenciales, educativos y de inserción.
El motor de este proyecto es el taller de inserción textil, un taller de costura que permite que las mujeres adquieran confianza en sí mismas, la libertad que un día les fue arrebatada y el poder mirar hacia delante sin miedo. En resumen, ese fin de semana podría definirse con una sola frase: abrir el corazón y la mente para la lucha desarmada por un mundo mejor.