Joaquín Garde, Madrid
Fuera llovía; dentro, el calor de la gente arropaba. El Curso de Voluntariado de AS de los días 21 y 22 de marzo, en el que tratamos el Bloque II del programa, fue un curso vivido en familia, en la Parroquia del Santísimo Redentor de Madrid, que sentimos como nuestra casa durante esos días.
Isabel Ortega, gran mujer y ponente, comenzó enraizando el curso en los nuevos conceptos de desarrollo humano. Un marco de actuación claro, una realidad que ha evolucionado y que tenemos que comprender para poder insertarnos en ella y soñar desde dentro.
Antonio Quesada nos hizo reflexionar para no sólo enfocar el contexto en el que queremos trabajar, sino enfocarnos a nosotros mismos hacia aquello en lo que queremos trabajar, desbordándonos del Espíritu de Dios. Consiguió crear una dinámica de creatividad en la que estuvimos dispuestos a aprender y compartir nuestra forma de entender el voluntariado redentorista.
Después de comer, qué mejor sobremesa para mantener despiertas a las mentes que los talleres de Peri y Dolo. El maestro de conductas nos dirigió hacia los comportamientos que nos definen, a través de un diálogo de juicios en un contexto que no se olvida del tú ni del yo –cuyos límites no encontramos fácilmente definidos en el propio tú o yo– y que permitieron la obtención de metas claras en las que todos nos sentimos respetados.
Dolo, por su parte, nos habló de la misión como el anuncio explícito de la Buena Noticia, un anuncio que no se olvida de la realidad del mundo en el que anuncia ni de la historia de la gente que recibe ese anuncio, sino que se preocupa por entenderlo y respetarlo hasta el punto de vivirlo en las propias carnes.
Nacho Alonso vino a cargarnos las pilas a todos, crear grupo y generar sonrisas. Con su estilo propio e innovador consiguió que todos y cada uno disfrutáramos aprendiendo la importancia del animador. Y, como no hay mejor argumento que predicar con el ejemplo, desprendiendo energía y actividades de principio a fin animó al grupo consiguiendo que las ganas de más no cesaran y que cada minuto nos fuera uniendo como grupo, pudiendo disfrutar de una cena y una noche en la que la cercanía estuvo muy presente.
El domingo se presentó grande con Mirian Jiménez, y es que no era para menos. Esta trabajadora nata se ha formado tanto que desprende formación. Fue una mañana intensa en la que aprendimos y pudimos poner en práctica el enfoque de marco lógico, intentando acercarnos a esa realidad que se vive desde la asociación, consiguiendo fomentar el cambio con trabajo y concretando realidades que generen cambios.